Prejuicios [Capítulo 4 & Final]

Título: Prejuicios

Género: Yaoi / Lemon / Lime / Loquesea(?)
Capítulo: 4/4
Pareja(s): InooDai♥







Tantos siglos sin pasar por aquí :'D *le tiran tomates y huevos* Siento no actualizar, mi cabeza no da para escribir fics, y lo sé, debo terminar los que tengo u.ú porque cada mensaje privado ataca a mi persona (?)
Bueno, por fin les traigo el último capítulo de "Prejuicios" yey~ aunque... según yo es un final... normal(?) de telenovela(?) Ok no. Bueno, sólo espero lo disfruten y gracias a todos lo que los leyeron y me lo pidieron, va para todas uds. u3u *Huye*

*Y una cosa más, ahora si publiqué la página de Facebook para ir actualizando los fics -w- Así que no olviden pasar por https://www.facebook.com/DeepNightFanfics?fref=ts y darle like ;D (?) Sino, en la barrita de al lado sale la página :D



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- Me gusta Inoo Kei…

- ¿Q-qué…? –Lo miró anonadada, pues no se esperaba a que confesara tan luego sus sentimientos y sobretodo no pensó que su teoría fuera cierta- ¿T-te gusta Kei?

- … S-sí, digo… no quiero admitir aquello… 


Entró a la casa sin siquiera cerrar la puerta y se acercó a la chica tomándola de las mejillas y la besó en los labios. Esta sólo reaccionó a abrir sus ojos enormemente ¿Qué le sucedía al chico? Los labios de Daiki comenzaban a moverse con lentitud sobre los de ella, los humedeció levemente y cuando el chico asomó su lengua para adentrarla a la boca de Yumi, esta lo empujó y lo miró aturdida.

- ¡¿Q-QUÉ HACES?!

- ¡Me gusta un chico! ¿No te das cuenta, Yumi? –La chica se estaba limpiando sus labios con su antebrazo- Eso no puede ser.

- ¿Y por eso me besas…?

- P-pensé que… donde ambos son novios, uno de uds. dos me gustaba, pensé mucho en ti, Yumi… -La chica se sonrojó y bajó la mirada- pero no, no eres tú quién me gusta, entonces me pregunté ¿Si no es Yumi, quién es? 

- Es Inoo –Le interrumpió a lo que el chico asintió.

- Pero… es tu novio

- No lo es…

- ¿Perdón?

- No lo es, Inoo Kei no es mi novio…

- P-pero…

- Sólo quería ver... si él te gustaba realmente, y hemos inventado todo esto para ver tu reacción y…

- ¡¿Qué…?! Y-yumi… -Se mordió su labio inferior sintiendo sus ojos humedecer, no sabía si era de rabia o alegría al saber que Kei Inoo era completamente soltero

- E-espera Dai, no es lo que crees… esto fue por…

- No juegues así con mis sentimientos, Yumi… -Salió más que rápido de la casa de la chica

- …porque le gustas a Kei…


El chico corrió cuadras y cuadras, no llevaba un rumbo fijo, o tal vez si, su casa. Pero la impresión lo hizo avanzar hasta cerca de la Universidad, se quedó fuera de esta mirándola, pero la verdad estaba perdido. Había estado todo el rato tratando de concretar sus sentimientos y su mejor amiga había jugado con aquello, o por lo menos eso creía él.

- ¿Qué rayos? ¿Por qué me pasa esto a mi…? –Pegó su espalda a la pared de la entrada de la universidad y se fue deslizando por esta hasta sentarse en el suelo-

Cerró sus ojos ahí mientras doblaba sus rodillas y las abrazaba, afirmó su frente ahí y sin querer comenzó a dormir, en la calle.  

Frustración.

Por lo menos pasaron 45 a 50 minutos desde que el chico se había dormido. Cercano a él se sentían unos pasos, un chico desesperado y agitado por correr se acercó a Daiki. Se agachó junto a él, suspirando aliviado al encontrarlo. Lo envolvió con sus brazos, a lo que el menor reaccionó rápidamente y asustado.

- Dai-chan…

- Inoo-kun… ¿qué haces aquí? –Se exaltó

- ¡¿En qué rayos piensas al dormirte en la calle?! –Le regañó realmente enfadado.

- No fue adrede… -Susurró desviando su mirada- ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué importa eso? Por suerte te encontré, Dai-chan. –Dijo aliviado, abrazándolo más contra su cuerpo, realmente no quería soltarlo, nunca más. Si pudiera mantener aquel abrazo para siempre, sería perfecto.-


El menor sólo lo miró, ni siquiera respondía a su abrazo, estaba confundido ¿Qué rayos hacía él aquí? ¿Cómo lo encontró? ¿Por qué fue tras él? ¿Cómo supo dónde estaba? ¿Qué quería de él?

Duda, frustración, cansancio.

Por lo menos pasaron 5 minutos desde que Inoo lo había abrazado. Ninguno decía nada, un incómodo silencio invadía el ambiente, el cual estaba algo tenso.
Por un momento Daiki elevó su vista y miró al chico, éste tenía su rostro perlado, con algunas gotas de sudor, a pesar de los minutos, seguía respirando agitado. - ¿Cuánto habrá corrido? – Pensó.

- Dai-chan… -Susurró el más alto mientras deshacía el abrazo que había mantenido por minutos, sin embargo, sus manos fueron subiendo hasta tomar el rostro del menor, posó ambas manos, una en cada mejilla del chico, acarició estas con sus pulgares y sin decir nada más, se fue acercando al rostro del pelicastaño.-

Unos gruesos y suaves labios invadieron los propios, se quedaron inmóviles por un momento. El menor abrió sus ojos más de lo normal, sorprendido ¿Qué estaba pasando? Su cuerpo comenzó a temblar sin querer, sus manos, las que desde hace un rato estaban apoyadas sobre el suelo de hormigón, apretaron con fuerza, hasta el punto de llegar a dañarlas un poco.

- I-inoo… -Logró susurrar sobre los labios ajenos. Sus ojos entrecerrados, comenzaron a tener una vista nublada, pequeñas olas líquidas se asomaron hasta caer por sus párpados inferiores, hasta sus mejillas.

- Dai-chan. Dai-chan, te quiero. –Dijo con una voz segura, simultáneamente que sus labios comenzaron a moverse lentamente sobre los ajenos; a diferencia de antes, el menor correspondió, poco a poco.

Eran casi las 01:00 de la madrugada. Inoo se había llevado a Daiki a su departamento, el cual se había dormido apenas lo recostó en su cama. Una vez que lo recostó y abrigó, llamó a Yumi contándole todo.

- Ya veo, me alegra que todo se haya arreglado, Kei.

- Supongo. Yumi, gracias por todo… y a la vez, perdón. Te metí en un problema con él, pero una vez que… -Mira al chico dormido- …despierte, le aclararé todo.

- Descuida, Kei. Ánimo con ello, es hora que actúes.

- Sí, gracias por todo.

Ambos se despidieron y colgaron la llamada. Inoo de inmediato volvió hasta donde estaba el chico y se recostó de lado junto a él, abrazándolo por la espalda a su vez que apoyaba su mentón en su hombro. Comenzó a hablar en voz baja.

- No debí meterte en esto. Debí expresarme contigo desde un principio, pero –Pausó un momento, a la vez que el más bajo abrió sus ojos suavemente, despertando, y escuchando perfectamente todo lo que Inoo decía, sin que este se diera cuenta.- …tuve miedo, tuve miedo que me rechazaras. Y quizá, tampoco hice bien con esto, aunque sé sobre tus sentimientos, tal vez no quieras nada conmigo… Quién sabe. –Dijo finalmente y dejándole un beso en su hombro, se fue levantando lentamente para no “despertarlo”- Descansa. Te quiero.

El mayor finalmente se levantó y con intenciones de caminar a la salida de la habitación, sintió como una pequeña mano tomaba la propia. Volteó su cabeza algo sorprendido, y ahí estaba, entre solo la luz de la luna que entraba por el ventanal, lograba divisar el rostro de Daiki.

- Quédate. –Murmuró el menor y lo jaló suavemente hacia él, haciéndolo caer sobre la cama, casi sobre él-

- D-dai…


Al caer, su rostro quedó tan cerca del rostro de Arioka, que no se resistió y sin siquiera preguntar o decir algo más, acabó con la distancia entre ellos y comenzó a besarlo, suave y lentamente. 
Esta vez Daiki no se quedó sin hacer nada, sino que correspondió, es más, envolvió al chico por el cuello con sus brazos, mientras el más alto lo cogía de la cintura para pegarlo más a su cuerpo.
Sus labios danzaban a un mismo ritmo, como si cada uno leyera el movimiento que haría el otro. Era un beso muy distinto a los otros, y eso era porque ya no habían dudas, en aquel contacto habían más sentimientos, y los labios de ambos lo expresaban por el modo tan delicado que tenían de jugar. Pero poco a poco todo se volvía más intenso, Inoo hacía que el beso fuera más exigente, sus labios y su lengua estaban siendo persuasivos. Esto provocaba pequeños gemidos por parte del menor al encontrar su lengua con la del moreno.
La mano de Kei recorría la columna del chico desde su nuca hasta sus caderas, donde las empuja contra las suyas; al parecer aquel largo beso había provocado algo más. Pasó una de sus manos por los glúteos de su amante y masajeó sin escrúpulos, haciendo que Daiki se separara de su boca y rompiera con aquel beso, para jadear tranquilo.

¿Qué es esta sensación? ¿Por qué se siente tan bien?

A los minutos, entre besos y juegos con sus manos, ambos cuerpos estaban despojados de sus ropas. Inoo lanzaba lujuriosas miradas frente al desnudo cuerpo de su amante.
Tan pequeño, tan delgado, tan frágil.
No perdería oportunidad contra esa piel y sin más resistir, bajó su rostro a aquel torso y comenzó a besar cada rincón de su piel, cada espacio de este fue marcado por sus besos, sus dientes y su lengua. Desesperado, excitado. Volvió a subir a sus labios y depositó un pequeño beso sobre los labios del castaño y le preguntó: - ¿Es tu primera vez? – El menor sólo asintió avergonzado, sintiendo sus mejillas arder un poco más de lo que ya lo hacía dado el acto.- Bien, no te preocupes Dai. Lo haré suave -Susurró y lentamente fue separando las piernas del chico, poniéndose entre ellas y con una mano acomodó la punta de su miembro en la entrada del chico.

- Te quiero Dai-chan.

- Yo t-también te quiero, K-kei. –Logró decir por fin el menor, en lo que sintió como el más alto iba entrando y desgarrando su virginidad. Sentía algo extraño, había sido como un pellizco.

- E-estás muy estrecho, D-dai. ¿E-estás bien?

- S-sí. –Dice apretando con sus manos los hombros del mayor, estaba inmóvil aún, sintiendo su ano completamente invadido por el miembro ajeno.


Pasado un minuto, y en lo que el menor se acostumbraba a la invasión, ambos cuerpos comenzaron a moverse, en un principio siendo  precavidos, yendo con lentitud. Pero dado el tiempo, fueron haciéndolo más rápido. Inoo entraba y salía del chico, quién con cada embestida, pedía más.
El cuerpo de Daiki se tensaba con cada penetración, estaba bañado en sudor. Sus gemidos no dejaban de salir, cada vez venían más fuerte desde su garganta, incluso sentía que desgarraba sus cuerdas vocales.

- O-oh, K-kei… A-ah~ ¡A-AHH! K-KEI…  -La falta de experiencia de su cuerpo, hizo que se corriera antes que el mayor, pero éste no se detuvo, ya que de sólo sentir como el semen de su amante manchaba ambos cuerpos y a su vez contraía su ano, presionando su hombría, hizo que fuera penetrando con más fuerza.

- A-ah… D-dai… 


Sus caderas iban y venían dando con fuerza contra el trasero del chico ¿Cuánto más duraría con aquel tortuoso baile. Un calor sofocante, poco a poco fue invadiendo cada rincón de su cuerpo, concentrándose más en su vientre bajo. Apoyó y se aferró con fuerza a las sábanas por los lados del cuerpo de Daiki, y con una de sus embestidas, fue derramando su esencia en el interior del chico mientras gritaba su nombre.
Ambos cuerpos, exhaustos por aquel momento, ahora descansaban sobre aquel nido que habían creado. Daiki, abrazaba el torso del mayor, apoyando su cabeza en su pecho, mientras que Inoo, recostado de espalda, acariciaba la cintura y cadera ajena.

- Dai, hicimos el amor. –Sonrió

- C-calla. –El mayor rió.- P-pero sí.

- Haz dicho que me quieres ¿Es verdad?

- Tonto. –Suspira y cierra sus ojos

- Espera, antes que duermas…

- ¿Qué pasa? –Abrió sus ojos y lo miró.-

- Te quiero, más que nunca. 

El menor sonrió apenado y volvió a cerrar sus ojos en esos momentos

- Gracias Kei.

- Daiki… -Reclamó.-

Ambos callaron.

- Buenas noches Kei.


El mayor, rendido, tapó ambos cuerpos y cerró sus ojos mientras abrazaba con protección a su ahora amante. Se dispuso a dormir y finalmente susurró.

- Duerme bien, Dai. –Se fue durmiendo al mismo tiempo que el menor, siendo ambos vencidos por el sueño-

A la mañana siguiente, Inoo fue abriendo sus ojos poco a poco. Sus ojos se dirigieron hacia un reloj de pared que tenía junto a la entrada de su habitación.
Las 10:30 de la mañana.
Era tarde, ya se había perdido la primera clase en la universidad, pero, de pronto notó algo más importante, la mitad de su cama se encontraba vacía. ¿Se habrá arrepentido?
Suspiró.
Decidió levantarse para alcanzar a llegar a la última clase de la mañana. Pero mientras se estiraba, sentado en su cama, ve una pequeña nota sobre el buró junto a su cama. Éste decía:

“Estudiemos durante el almuerzo. Te espero a las 2:00 en la cafetería.
Atte: Arioka.

PD: Te quiero…”

El mayor no evitó sonreír, por fin todo estaba como correspondía. Cogió la nota entre sus manos y murmuró casi para sí mismo.

- Yo también te quiero Dai.

Ninguno sabía que sucedería con el tiempo, pero si era un nuevo comienzo y una nueva oportunidad para ambos, de por fin expresar sus sentimientos, y así lo harían, sin pensar en más, ambos solo quería disfrutar del presente.


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